En el Día de la Tolerancia, el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de Universidad Siglo 21, estudió cómo convivimos los argentinos. Uno de los resultados más importantes es que el 70% de los argentinos se siente discriminado: tanto por política, aspecto físico, condición socioeconómica como también por su religión.

En el marco del Día Internacional de la Tolerancia, que se celebró el sábado pasadola Universidad Siglo 21 presentó un estudio que indaga sobre los cánones de convivencia, respeto y tolerancia de los argentinos.

Los resultados muestran que la problemática de la discriminación es frecuente y está presente en todo el país, donde el 70% de los argentinos se siente menospreciado o discriminado.

¿Dónde y por qué se produce? ¿Cómo se pueden contrarrestar estas conductas? ¿Existe la gestión positiva del conflicto? El estudio identificó que el 37% considera que las diferencias políticas son la principal razón por la cual son o han sido discriminados. El 27% ha sufrido discriminación por su aspecto físico, un 12% por su condición socioeconómica y un 9% por su religión.

Específicamente, ante el contexto de transición política del país, el estudio profundiza en la discriminación por creencias políticas. En base a la percepción del total de encuestados, 7 de cada 10 hombres experimentan este tipo de conductas. En las mujeres, la relación es 6 de cada 10. A su vez, esta sensación de discriminación es más frecuente (75%) entre personas más jóvenes, de entre 18 y 30 años.

Más allá de las diferencias que nos separan, los argentinos continúan optando por privilegiar la empatía, la comprensión, la colaboración y el respeto.

Córdoba, la ciudad donde más personas se sienten discriminadas.
 Los jóvenes son los que más afectados se sienten por este flagelo.

El principal motor de la desigualdad en el trato se vincula con la manifestación de determinadas ideas o creencias políticas.

En reuniones con familiares, de amigos o laborales donde se plantean controversias políticas, las personas suelen adoptar conductas más colaborativas, en vez de rivalizar con las demás personas.