El sistema inmune será nuestro gran aliado al momento de la intervención y de su estado dependerá la recuperación y la cicatrización.

El sistema inmune es el guardián indiscutible del organismo y que esté fuerte nos protegerá de enfermedades y mantendrá nuestros órganos sanos. Compuesto por una red compleja de células, órganos y tejidos, es el encargado de defender al organismo ante las infecciones, como las bacterias y los virus, y a través de una reacción organizada, el cuerpo atacará y destruirá a los organismos infecciosos que lo invadan.

Pero el sistema inmunológico no está libre de peligros y continuas amenazas lo ponen en guardia para salvaguardarlo. Existen muchos factores que pueden ocasionar un debilitamiento de nuestro sistema inmune, pero estados emocionales intensos (ansiedad, angustia, miedos, etc.) deterioran varias funciones físicas, como la disponibilidad combativa de las defensas inmunológicas.

Es importante destacar que el sistema inmune se ve afectado en operaciones importantes, pero también en intervenciones menores. Es tarea de los médicos alertar a los pacientes sobre la importancia de cuidarse antes y después de someterse a una operación, ya que son quienes deben ofrecer claridad de información, experiencia quirúrgica, responsabilidad, trabajo y atención, poniendo al alcance de los pacientes toda la información necesaria en cuanto a la intervención y su proceso completo.

Aunque durante la intervención se extreman las precauciones para minimizar la posibilidad de infecciones o entrada de microorganismos, la prevención nunca puede hacerse al 100%, por lo que es importante fortalecer el sistema inmune antes y después.

Siguiendo simples consejos, ayudaremos a que nuestro sistema inmunológico llegue fuerte a la intervención y que, tras la misma, pueda luchar con facilidad tanto para que el cuerpo se recupere del trauma como para que no caiga en ninguna infección o problema derivado de una situación de inmunodeficiencia:

  •     Evitar tabaco, alcohol, cafeína y azúcares: Debido a que son debilitantes del sistema inmune. Se trata de sustancias inmunodepresoras que pueden comprometer nuestro bienestar sin motivo.
  •     Comer más frutas: Incluir en la dieta alimentos ricos en nutrientes, minerales y vitaminas. Por ejemplo, podemos poner en nuestra mesa frutas (kiwi, cítricos, melón, frutillas), verduras (morrón, repollo, zanahorias), legumbres, cereales, lácteos, hígado y huevos. Debemos intentar ingerirlos al menos un mes antes de la intervención.
  •     Cuidado con el estrés: La ansiedad es un enemigo del sistema inmune, por lo que debemos intentar mantener la calma. Si la intervención nos causa cierto estrés, debemos conversar con el médico, conocer a su equipo, realizar todas las consultas necesarias puede ayudar a relajarnos. En el caso de los más pequeños, prepararlos para una operación debe ser un trabajo conjunto entre los padres y los médicos. Se puede trabajar con juegos, dibujos y en algunos casos, con visitas al lugar donde se realizará la operación.
  •     Un poco de deporte: Quizás el motivo por el cual tenemos programada una intervención nos impide hacer deporte intenso, pero dar paseos y mantenernos en movimiento redundará de forma positiva en nuestro bienestar.
  •     Descansar: Debemos ayudar a nuestro cuerpo a dormir el máximo de horas posible teniendo un sueño de calidad.
  •     Tomar agua. Tener siempre a mano una botella de agua nos mantendrá hidratados y ayudaremos a nuestro cuerpo a que elimine las toxinas más rápido y a que lleve los nutrientes más rápido.