“Es muy fácil pasar del hecho al relato… Y esto arruina la comunicación”, sostuvo recientemente el Papa Francisco desde la claridad conceptual que lo caracteriza. Argentina viene siendo una cabal demostración al respecto durante el gobierno de Mauricio Macri, que en al menos 3 años consiguió enmascarar buena parte de la realidad en base a técnicas y estrategias importadas.

La contundencia de las PASO liquidó al relato oficial duro, flexibilizó a los comunicadores colaboracionistas y hasta hizo estallar una pelea palaciega entre mismísimos trolls asalariados. Podría simplificarse con que los hechos lograron desnudar a los relatos y que los relatos no son infalibles; pero pueden hacer mucho daño.

“No sé cómo será la comunicación en el futuro, pero pienso cómo era; por ejemplo, la comunicación cuando era chico, todavía sin TV, con la radio, con el diario, incluso con el diario clandestino que era perseguido por el gobierno de turno. Se vendía de noche, lo vendían voluntarios, y también oral. Pero era una comunicación”, dijo el Papa ante una consulta periodística.

Continuó: “Si hacemos la comparación con esta (comunicación), es una comparación precaria. Esta será precaria, tal vez en relación a la del futuro, pero lo que permanece como una cosa constante de la comunicación es la capacidad de transmitir un hecho y distinguirlo del relato. Una de las cosas que a la comunicación del pasado, a la comunicación del presente y seguro a la comunicación del futuro dañará es el relato”.

“Es importante que sea el hecho y siempre ajustarse al hecho. Incluso nosotros, en la curia lo veo: Hay un hecho, da la vuelta y después viene adornado, maquillado, cada uno le pone de lo suyo y no con mala intención. Es la dinámica”, añadió en el vuelo de regreso a Roma tras su paso evangélico por Mozambique, Madagascar y Mauricio.

Francisco, que desde que llegó al Papado expuso con claridad su vocación de practicar una prolija comunicación, no refirió a malas intenciones ni a las técnicas que articulan especialistas del mal para dañar, distraer, ensuciar, mal informar. Pero el tema no le escapa, según admiten en sus cercanías, y sabe que es moneda corriente en diversos países.

“Entonces la ascesis del comunicador es siempre volver al hecho. El hecho fue este, mi interpretación es esta, me dijeron esto. Entonces distinguir los pasos del relato, porque el relato no está bien”, remarcó.

Agregó al respecto: “Hace un tiempo me contaron Caperucita Roja pero desde el relato, y terminaba con su abuela haciendo un puchero con el lobo y comiéndose al lobo. O sea, el relato cambia la cosa”.

“Segunda cosa, la comunicación debe ser siempre humana, totalmente humana. Y al decir humana la identifico como constructiva, es decir que haga crecer al otro. Una comunicación no puede ser usada como instrumento de guerra porque es antihumano, destruye”, sostuvo en otro momento.

¿Cuándo la comunicación está al servicio de la destrucción? Brotó en pleno vuelo, en la continuidad del tema. Francisco señaló: “Cuando defiende, por ejemplo, proyectos no humanos”.

“Pensemos en la propaganda de las dictaduras del siglo pasado. Eran grandes dictaduras que se comunicaban bien. Nosotros en la Argentina decíamos: te venden un buzón, te venden el Correo Central, pero bien montada. No son humanas, fomentan la guerra, fomentan la división, son para la destrucción. Yo no sé técnicamente qué decirte porque no soy apto en la materia pero por eso se me ocurrió subrayar valores que la comunicación, sea del modo que sea, sea la de radio que escuchaba de chico o la que vendrá que no sé cuál será, tiene que mantener siempre”, apuntó.

Alejandro Delgado Morales.