A 70 años de la formación de la República Popular China.

El mundo humano y el mundo animal comparten muchos aspectos, por ejemplo el comportamiento “agonístico”, que  nada tiene que ver con la muerte sino con la lucha, la oposición a otros, que ayuda a los animales a asegurar necesidades esenciales como hábitat, territorio, alimentos. El mismo implica un comportamiento agresivo, que se inicia precedido de alarde y conductas amenazantes mostrando enojo y también enfatizando el tamaño corporal erizando plumas o pelos. Todas estas conductas previas suelen ser suficientes para evitar combates que pueden llegar a ser mortales.

Konrad Lorenz un especialista en comportamiento animal (y porque no humano) habla de bases genéticas o aprendidas relacionadas con la agresividad, sea de una forma u otra, el comportamiento humano tiene un parentesco indudable con el del reino animal, sólo se necesita que en los humanos prevalezca la domesticación de la agresividad extrema.

 

Hoy, veremos el comportamiento “agónico” de la nación China como un gigantesco animal que eriza sus plumas, no para iniciar un combate como lo dice el propio presidente, sino para evitarlo.

A lo largo de la inmensa avenida Changan de Pekin, decenas de miles de personas encabezadas en la puerta de Tiananmen por el presidente chino Xi Jinping verán pasar escuadrones de aviones en vuelo acrobático; pelotón tras pelotón, marcando el paso en perfecto unísono y toda una gama del armamento más sofisticado del mundo. Jamás, hasta ahora, mostrado en público.

Las celebraciones por el 70 aniversario de la Revolución China tendrán como plato fuerte el mayor desfile militar en la historia del país, quien quiera puede tomarlo como una advertencia o como expresión de miedo, el tiempo lo dirá, ya nadie duda que se ha iniciado una disputa por el poder hegemónico mundial de dos modelos expresados por EEUU y China, donde éste último aspira a ocupar la posición de líder número uno en el Mundo  en el 2049, a cien años de su revolución. ¿Se cumplirá su deseo?.