Investigadores del IAR, UNLP, descubren cómo los «vientos de agujeros negros supermasivos» podrían hacer visibles a los agujeros negros estelares «ocultos».
Un audaz paso adelante en el estudio de uno de los fenómenos más misteriosos del universo, los agujeros negros, fue dado por investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En una trabajo científico liderado por los astrofísicos del Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR – CONICET – UNLP), Leandro Abaroa y Gustavo Romero, se propone un nuevo enfoque para detectar cúmulos de agujeros negros estelares en los centros galácticos.
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Este trabajo, que fue aceptado para su publicación en la prestigiosa revista Astronomy & Astrophysics, plantea un escenario donde estos agujeros negros aislados pueden ser identificados de una forma hasta ahora no explorada.
¿CÓMO CAZAR AGUJEROS NEGROS “INVISIBLES»?
A diferencia de los agujeros negros supermasivos, como el famoso Sagitario A* en el centro de la Vía Láctea, los agujeros negros estelares son mucho más pequeños y difíciles de detectar.
Mientras que los agujeros negros supermasivos pueden tener masas de millones o miles de millones de veces la del Sol, los estelares apenas alcanzan diez veces esa cifra.
Sin embargo, estos pequeños colosos cósmicos son tan enigmáticos como sus hermanos mayores, especialmente cuando se encuentran “solteros”, es decir, sin una estrella compañera que los alimente de materia y que, en el proceso, emita radiación detectable.
«Detectar estos agujeros negros aislados es un reto, porque no emiten luz por sí mismos», explica Abaroa. Pero los investigadores de la UNLP desarrollaron una teoría que podría cambiar las reglas del juego. Según su propuesta, cuando un agujero negro supermasivo en el centro de una galaxia consume grandes cantidades de materia, expulsa densos vientos que podrían alimentar a estos agujeros negros estelares cercanos.
MICROQUASARES “SOLTEROS”: LOS NUEVOS PROTAGONISTAS
Los agujeros negros estelares, aunque no tengan una estrella compañera, podrían «parasitar» los vientos expulsados por su primo supermasivo. Al capturar esta materia, estos pequeños agujeros negros formarían discos de acreción y lanzarían jets de alta velocidad, un comportamiento similar al de los llamados microquasares.
Sin embargo, en este caso, los investigadores bautizaron a estos fenómenos como «microquasares solteros», porque no necesitan una estrella para generar radiación.
«Lo interesante de este escenario es que la interacción entre los agujeros negros estelares y el viento galáctico podría producir radiación electromagnética detectable», señala Romero.
Esta radiación, según su investigación, podría ser captada por telescopios espaciales de rayos X o radiotelescopios terrestres, abriendo una nueva ventana para observar estos objetos hasta ahora ‘invisibles’.
UN CAMBIO EN «LA CAZA» DE AGUJEROS NEGROS
Hasta ahora, las principales técnicas para detectar agujeros negros aislados se basaban en fenómenos raros como la curvatura de la luz detrás de ellos (efecto lente gravitacional) o las ondas gravitacionales generadas por la fusión de dos agujeros negros.
Pero estos eventos son extremadamente complejos y ocurren con poca frecuencia. La propuesta de Abaroa y Romero ofrece una alternativa más factible: detectar la radiación producida por los vientos expulsados del centro galáctico.
Este enfoque no solo permitiría identificar cúmulos de agujeros negros estelares, sino también estudiar con mayor detalle la interacción entre los agujeros negros supermasivos y su entorno. «Podríamos estar ante una nueva manera de entender los centros de las galaxias y los objetos que allí habitan», concluye Abaroa.
En definitiva, la investigación de la UNLP promete revolucionar la forma en que los astrónomos buscan y estudian los agujeros negros aislados. Y aunque estos “solteros cósmicos” sean difíciles de detectar, el equipo platense está determinado a hacerlos visibles, revelando más secretos del universo.
Queda claro que a pesar de los «vientos de época» que buscan únicamente el desprestigio, el presupuesto y el financiamiento universitario es lo único que nunca cae en un «agujero negro».
Fuente: Infocielo