En los centros urbanos de nuestro país la tasa de desocupación juvenil casi triplica a la de los adultos, según un estudio de la Fundación SES.

Asimismo, el informe indica que un 7% de adolescentes (16 y 17 años) se declaran activos en el mercado de trabajo, de los cuales un 20% se asume como desocupado. 

Sin embargo, el trabajo revela que la desocupación de los jóvenes de hogares de ingresos bajos es tres veces mayor a la de los hogares con ingresos altos (31,2% vs 10,2%).

Por otra parte la informalidad laboral afecta a 6 de cada 10 jóvenes trabajadores de entre 18 y 24 años, y al 94,1% de adolescentes trabajadores, arroja la investigación.

Los datos muestran también que el nivel educativo tiene una fuerte incidencia en la condición de registro laboral, ya que a menores niveles educativos mayores porcentajes de informalidad.

Además, los jóvenes que pertenecen a hogares de bajos ingresos desarrollan en mayor medida empleos informales (72% vs. 31%), según se detalló.

El Monitor indica que la mayor parte de los y las jóvenes ocupados (59%) se insertan en las ramas de Comercio, restaurantes y hoteles, Servicios comunitarios, sociales y personales y Construcción.

Estas ramas de actividad son las más afectadas por la informalidad laboral, la alta rotación de personal y el requerimiento de bajas calificaciones, lo cual explica las elevadas tasas de empleo informal joven.

La rama de la construcción, el comercio y los hogares particulares que contratan servicio doméstico son preponderantes para los jóvenes adolescentes (16 y 17 años) y baja su participación en los grupos de mayor edad.

La relevancia de estas dos ramas en los primeros empleos parece sugerir un sesgo de género muy diferenciado.

Los promedios salariales son menores para los y las más jóvenes y van creciendo en los grupos etarios mayores.