Estanislao Gómez Minujín es médico pisquiatra del Hospital Álvarez. Es el cofundador de Convidarte, una asociación que entregó un millón 500 mil viandas a los comedores que no podían abrir sus puertas en pandemia.

Para Estanislao Gömez Minujjín ayudar es tan cotidiano y tan necesario como respirar. A los 15 años comenzó a repartir comida y ropa entre la gente en situación de calle. Hace tres años se sumó a los talleres de apoyo escolar de la Asociación Detrás de todo en el Barrio 31, Padre Mujica. de la Ciudad de Buenos Aires.

Pero en marzo de 2020 la pandemia cambió su vida. Con las actividades de los talleres paralizadas, no sabía dónde y cómo ayudar. "Entonces llegó una propuesta de Chino (José Saraví) y Eliísa (Collarte), una pareja de amigos de mis papás. Me contaron que estaban encerrados en su casa y me propusiron cocinar y hacer viandas, si yo las llevaba a alguno de los comedores que conocía en el Barrio 31", cuenta sobre la génesis de Convidarte, el proyecto mediante el cual lograron entregar más de un millón y medio de viandas en unos 120 comedores.

"Ayudar es una responsabilidad que tenemos como sociedad si vemos que alguien la está pasando mal".

Cuando llegó al comedor, el joven que es médico psiquiatra en el Hospital Álvarez de la Ciudad de Buenos Aires, descubrió que sus 60 viandas no alcanzaban para la fila de gente que esperaba comida. Muchos tenían trabajos informales o actividades que no eran esenciales, y la pandemia los había dejado sin sueldo. "Entonces hicimos un mensaje de Whats App sencillo, diciendo que éramos vecinos que cocinábamos para ayudar y proponíamos a la gente que se sume. Y lo reenviamos a nuestros contactos", cuenta mientras regresa en colectivo desde su trabajo pàra empezar con la actividad solidaria.

De inmediato, los teléfonos empezaron a explotar con mensajes de gente que quería sumarse a cocinar o repartir las viandas. Al comienzo lo organizaron artesanalmente anotando en un papel la dirección de cada cocinero para pasar a buscar la comida lista. Luego se sumaron profesionales que ofrecieron ayuda para la logística y la gestión de redes sociales. "Llegamos a ser 5.000 personas cocinando o repartiendo las viandas y después de abastecer a los comedores del Barrio 31 de Retiro, respondimos pedidos de La Matanza y de la Zona Norte. Privilegiamos lugares que tuviesen un acompañamiento virtual de las familias durante el aislamiento", recuerda y aclara que el proyecto, que le valió el premio Abanderado de la Argentina 2020 jamás tuvo banderas políticas ni religiosas y sumó voluntades de todos los credos e ideologías.

Con el fin del ASPO la iniciativa no se detuvo. Aunque ahora son unas 200 las personas que cocinan y reparten diariamente las viandas siguen llegando a los comedores que lo necesitan. "Lo que estamos haciendo es redirigir nuestra ayuda cada vez más enfocada en ONGs que tienen una estructura más profunda y trabajan más a largo plazo con las personas que reciben la comida. No queremos que sea solo el acto de entregar comida que, lamentablemente es esencial, sino que también haya un trabajo más de fondo que fomente la educación o la inserción laboral", explica, y confiesa que está a full. "Es como tener dos trabajos", admite.

A la hora de explicar qué lo mueve a ayudar, Estanislao es claro: "A uno le hace bien y es mejor cuando uno sabe que esa ayuda es bien recibida y se genera una cadena de amor que es más contagiosa que el coronavirus. A mí me sale natural. Es una responsabilidad que tenemos como sociedad si vemos que alguien la está pasando mal. Hay que ayudar de la forma que sea", dice, con el entusiasmo que contagió a 5.000 personas.

Fuente: Telam