Esta semana, la revuelta de las chicas que cambió el mundo del punk.
'No hemos venido a tener sexo con la banda, nosotras somos la banda', este es uno de los lemas de las Riot Grrrl, un movimiento punk, feminista y anticapitalista que en la primera mitad de los años 90 irrumpió en la escena punk de Seattle.
Grupos muy alternativos que nunca vendieron mucho pero que sin embargo marcaron un antes y un después en la historia de la música y la evolución del feminismo. La periodista y escritora francesa Mathilde Carton firma un libro en el que nos cuenta su historia.
"Eran estudiantes, tenían unos 20 años y les encantaba el rock, en ese momento de la historia el rock que se hacía era muy punk y muy grunge. Se dieron cuenta de que en los conciertos nunca había sitio para las mujeres y siempre había mucha violencia. Además, estaban como en el papel de la groupie. Siempre como un objeto y nunca como un sujeto y ellas querían coger los instrumentos y subir al escenario", explica Mathilde Carton.
El punk fue el terreno de juego perfecto para esa irrupción feminista en la escena de Seattle y de Estados Unidos. “El punk surge en los años 70 en contra de todo el orden establecido, además en el punk no necesitas saber tocar el instrumento perfectamente, se trata de subir y expresarte, no hace falta ser un virtuoso. Para ellas fue enorme, porque hay algo de la filosofía del do it yourself", nos cuenta la escritora.
Su llegada no se la tomaron muy bien los hombres. Uno de los grupos pioneros de este movimiento fue Bikini Kill con su cantante Kathleen Hanna al frente. Cuando subían al escenario lo primero que decían antes de empezar el concierto era que las chicas se pusieran delante y los chicos detrás. “A los hombres no les gustaba mucho ese tipo de geografía que establecieron, había mucha resistencia y también amenazas, amenazas de muerte y agresiones. Fue violento”, declara.
Se trata de un movimiento que alía punk, feminismo y política y sus temas giran en torno a la realidad que viven las mujeres en Estados Unidos en esa primera mitad de los años 90, una época en la que se quería dar la impresión de que la lucha feminista nacida en los 70 se había superado y ya se hablaba de post feminismo.
“Muchas canciones tratan de agresiones y de violaciones, una realidad muy concreta porque en ese entonces el FBI publicó un informe en el que decía que, en 1991, una mujer de cada cuatro iba a ser víctima o había sido víctima de una violación, una proporción enorme”, destaca Mathilde Carton.
Las Riot Grrrl eran anticapitalistas y por lo tanto huían de cualquier tipo de explotación comercial de su música y de su movimiento, pero sin embargo influyeron y abrieron el camino de otras artistas que llegaron poco más tarde como Alanis Morissette o incluso las Spice Girls, Beyoncé o Miley Cyrus.
“Ellas hicieron una revolución, era un movimiento muy radical y no querían tratar con los medios grandes, pero sus ideas se movieron en la cultura popular de Estados Unidos. De la misma manera que Madonna buscó novedades en la escena alternativa, los sellos discográficos, buscando cosas nuevas, se toparon con este movimiento tan salvaje y copiaron el espíritu para trasladarlo a nuevas artistas”, concluye la escritora de Riot Grrrl.
#EscalaenParís también está en Facebook. Un programa coordinado por Florencia Valdés y realizado por Laurie Plisson, Vanessa Loiseau, Souheil Khedir y Mathias Taylor.
ESCALA EN PARÍS
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Contenido publicado en RFI - FRANCE 24
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