Al final de la Audiencia General, Francisco se refirió a los disturbios en EEUU tras la muerte de George Floyd durante su arresto en Minneapolis el 25 de mayo.

El Papa se dirigió a los estadounidenses diciendo "sigo con gran preocupación los dolorosos disturbios sociales que se están produciendo en su nación en estos días, tras la trágica muerte del Sr. George Floyd".

En ese sentido señaló que "no podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión y pretender defender la santidad de toda vida humana". Al mismo tiempo, debemos reconocer que "la violencia de las últimas noches es autodestructiva y provoca autolesión. Nada se gana con la violencia y mucho se pierde".

El Santo Padre expresó: "Hoy me uno a la Iglesia de San Pablo y Minneapolis, y a todos los Estados Unidos, para rezar por el descanso del alma de George Floyd y de todos los demás que han perdido sus vidas por el pecado del racismo. Rezamos por el consuelo de las familias y amigos afligidos, y rezamos por la reconciliación nacional y la paz que anhelamos."

Según informó la agencia católica, también los obispos de los Estados Unidos expresaron su comprensión por la indignación de la comunidad afroamericana, subrayando "cómo el racismo ha sido tolerado demasiado tiempo. Pero también cuánto la violencia ha sido autodestructiva. Los disturbios que sucedieron al fallecimiento de Floyd se multiplicaron en muchas ciudades de los Estados Unidos, con escenas de guerrilla urbana y protestas contra la policía, las cuales han causado más de 4 mil arrestos y el toque de queda impuesto en casi 40 ciudades".