6-pascua-b- Lecturas: 1Juan 4, 7-10: Dios es Amor; 1Cor. Cap. 13: canto al Amor; Ev. Juan 15, 9-17.

Buen domingo familia. Hoy nos sumergimos en las profundidades del amor de Dios en su origen y resonancias. El fundamento: Dios es amor, y el que permenece en el amor permanece en Dios y Dios en él. La manifestación: Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo para que vivamos gracias a él. La consecuencia: como el Padre me amó, así yo los amo a ustedes, permanezcan en mi amor. La consigna: ámense unos a otros como yo los amo a ustedes. La medida: nadie tiene amor más grande que el que da su vida por los amigos. La verificación: ustedes son mis amigos si hacen lo yo les mando.

El amor es oblativo: nace en el seno del Padre, se manifiesta en el Hijo que se dona a nosotros para que lo donemos al prójimo no sólo con palabras, sino con obras y de verdad, haciendo creíble el amor. Este amor no se define: correríamos el riesgo de convertirlo en una simple ecuación. Es fruto de la experiencia de sentirnos amados. San Pablo lo describe en el capítulo 13 de su carta a los Corintios, como lo expresa una canción popular: el amor es comprensivo, es servicial, no tiene envidia, nunca hace el mal… todo lo soporta, todo lo perdona, todo lo espera… no muere nunca.

Este amor es posible porque Dios nos amó primero y nos obliga a la reciprocidad: lo que gratis recibimos, gratis lo debemos compartir. Amor sincero, que no discrimina ni busca su propio interés. Amor que se vive de mil maneras: de hijos, de esposos, de padres, de abuelos, de pareja, de amigos, de compañeros de escuela, de trabajo o de vida. Pero, sobre todo, amor generoso a los más frágiles, olvidados y desprotegidos que privilegió Jesús: lo que hagan a cada uno de ellos lo hacen conmigo. Y esa es la verificación final y el pasaporte para la plenitud de la vida en la casa del Padre de todos.

Que el Espíritu del Padre bueno y del Hijo misericordioso nos inspire los gestos correspondientes y bendiga a todas las personas e iniciativas tendientes a acompañar y aliviar las necesidades de sus hijos e hijas afectados por las consecuencias de la pandemia y no nos deje quitar la alegría pascual de sentirnos hijos amados. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.