La platea electoral de Juntos por el Cambio prepara desde hace semanas una fiesta despedida a Mauricio Macri para el sábado siete de diciembre en Plaza de Mayo, en plena transición con el peronismo y a horas de dejar la Casa Rosada.

Y, a imagen y semejanza de la salida del poder de Cristina Fernández de Kirchner, el Presidente convocó a su electorado a lo que acompañe en las últimas horas como primer mandatario.

El Presidente festejó la iniciativa en Twitter con la publicación de un vídeo y lanzó la invitación informal bajo el hashtag #7D. Macri compartió una serie de imágenes del 24 de Agosto, cuando una multitud se acercó a la Plaza de Mayo a respaldarlo, tras la dura derrota contra Alberto Fernández.

En esa jornada, shockeado por la cantidad de gente que se acercó ese sábado, el Presidente se fue hasta la Casa Rosada y habló, eufórico, desde el balcón.

Allí nació, en el seno del oficialismo, la idea de lanzar una campaña territorial agresiva y despojarse de las herramientas tecnológicas como principal activo del proselitismo. Bajo la consigna #SíSePuede, el Presidente se lanzó una recorrida por 32 ciudades en 30 días de cara a las elecciones del 27 de octubre.

Al margen de un recorrido proselitista intenso, fue la demostración de cómo el equipo de campaña enfrió toda la biblioteca proselitista que usó para las PASO y optó, a regañadientes, por sumergirse en una campaña tradicional, con militancia, banderas, bombos, plazas y estadios repletos.
Además, el acto despedida de Macri será un mensaje para la interna de Juntos por el Cambio, debido a que los distintos referentes se cruzan por el rol que tendrá la coalición como oposición al peronismo y, especialmente, por quiénes pasará el control y la conducción de este reagrupamiento.