Muy por encima de la inflación general, los fármacos ya aumentaron 33% en lo que va del año, a lo que se sumó un dato que encendió las alarmas en el sector: las ventas cayeron un 12% en mayo.

Asimismo, en los primeros cinco meses del 2019 ya cerraron 37 farmacias en Argentina y se perdieron más de 700 puestos de trabajo, según señalaron a BAE Negocios fuentes empresariales y del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos.

Las compras de medicamentos cayeron 8% en 2018 frente al 2017, recordaron las fuentes consultadas. Esto significa que la población no utiliza ocho de cada cien recetas por no poder pagar los valores. La baja sustancial no es solamente en las farmacias, sino también en las compras mayoristas de los hospitales públicos y clínicas.

El secretario general del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, Marcelo Peretta, afirmó que el descenso de las compras de 12% en mayo abarca además de las farmacias, a las instituciones hospitalarias. "Contabilizando todas las compras a nivel nacional, existen 3 millones de recetas caídas (que no llegaron a usarse) y US$600 millones menos de facturación, todo en 2018", sostuvo.

La venta libre de productos incluye a los supermercados, donde también se notó la baja. "Está muy claro que sigue la fiesta. Los aumentos de medicamentos en los últimos tres años llegan al 340%, contra un 158% de inflación. Están desbocados", sentenció Peretta.

Las remarcaciones en este sector se vuelven más elocuentes cuando la comparación es entre diciembre de 2015 y enero de 2019. Los analgésicos subieron un 733%; ansiolíticos, 705%; antiácidos, 686%; antihipertensivos, 658%; vitamínicos, 642%; y antibióticos, 406%.

En cuanto al empleo, en el 2019 cayó 9% el trabajo farmacéutico registrado en la provincia de Buenos Aires, por causa de un decreto del gobierno provincial que precariza las condiciones, afirmó Peretta.

El Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal expresó en forma reciente que "los farmacéuticos hemos manifestado nuestra preocupación, ya que se podría producir la interrupción de tratamientos de enfermedades crónicas por parte de los pacientes, por dificultades de acceso a los medicamentos por razones económicas".

El secretario general del sindicato analizó que "la irracionalidad de los precios es un grave problema de salud pública". "Todo quedó librado al mercado y los grandes laboratorios aumentan lo que quieren. Nadie los controla", sostuvo. Como consecuencia de la recesión económica que provoca una menor compra de medicación, "se agravan los problemas de salud, con un aumento de la mortalidad y obviamente un aumento de las consultas, las internaciones", añadió Peretta.

En diciembre último, un informe sectorial de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) puso énfasis en que la situación actual del mercado argentino "constituye un claro factor de perjuicio para un estrato de la población -en especial adultos mayores- que muchas veces se ven imposibilitados de hacer frente a los incrementos, en un contexto macroeconómico en donde la inflación no da tregua".