El macrismo en el gobierno que caducó fue en búsqueda de algo así como la destrucción total y vaya que logró en Argentina diversos objetivos en ese sentido. En el terreno periodístico cerró acuerdos de todo tipo, prepoteó, empujó a enemigos o molestos al vacío y todo para conseguir un paraguas protector de grandes dimensiones, como el que tuvo. Avanzó por derecha y por izquierda y eso sí, en casi todas las puertas donde tocó timbre le abrieron. Este gobierno de Alberto Fernández plantea otro escenario para que en el periodismo por la pauta no baile el mono.

Quebrar la lógica de entregar pauta publicitaria por amistad, conveniencia o a manera de transacción hará ruido, pero a todas luces bienvenido el ruido en este país que al paso de Mauricio Macri quedó repleto de necesidades básicas insatisfechas para un notorio espacio de la sociedad.

Las tentaciones gubernamentales de tener una gruesa billetera publicitaria para repartir de manera arbitraria han sido grandes y así, al paso del tiempo se solidificó una costumbre, una suerte de “derecho adquirido” para no pocos receptores de favores.

Pues el punto es ese, más otro mucho más intrincado: La utilización del dinero público para la compra de voluntades. En este punto quedó evidenciado de manera tan brutal cómo una serie de servidores repetían consignas, desplegaban noticias falsas y se esmeraban por instalar temas que por tan brutal ya se había hecho natural.

Vía whatsapp, principalmente, los soldados del periodismo de guerra solían recibir la “línea” del día y a la cancha. No podrá menospreciarse con cuanta eficacia desarrollaron la tarea desde la Casa Rosada, ni tampoco debería olvidarse a los mamarrachos que pactaron.

Al escuchar el anuncio de Alberto Fernández sobre la reformulación del criterio de distribución de pauta publicitaria, no más a individuos y con foco en fines pedagógicos, permite pensar que se irá por otro camino, uno transparente y metas apropiadas para este tiempo de crisis pos Macri.

No se debería dejar pasar de largo tampoco la cantidad de operaciones hechas en los últimos 4 años desde principalísimos medios nacionales y provinciales, encarnados por fáciles de identificar apostadores a ganador (algunos, oficialistas permanentes).

Habiéndose entendido qué pasó durante el macrismo facilita observar actuales movimientos y ver venir mismas plumas, voces y caras que se mantendrán con la misma camiseta de la derecha rancia que no tolera este presente.