*Por Jorge Joury
La situación de la economía es tan delicada, que Alberto Fernández no sabe si en diciembre se van a poder pagar los sueldos del Estado. El candidato del Frente de Todos si se convierte en el nuevo inquilino de la Casa Rosada, deberá apelar a técnicas de resucitación para levantar el muerto. Algunos en el bunker de la calle México lo llaman "Plan Renacer". A.F, se enfrentará al drama de un tercio de la sociedad pobre, la mitad de los chicos menores de edad hundidos en el peor de los males: la miseria ya no solo alimentaria, sino educativa; el sistema de salud pauperizado, una inflación que destroza precios, poder adquisitivo y proyección de futuro, con una economía de las más cerradas del mundo y una destrucción de la riqueza que año a año se consolida.Frente a esa proyección, Alberto está pensando en ubicar a pesos pesados en su eventual gobierno y se lo está haciendo saber también al "círculo rojo" para que le de un voto de confianza, por lo menos hasta calentar los motores de la economía. Por ejemplo, hizo un sondeo concreto para sumar a Florencio Randazzo. La oferta es para que se haga cargo del estratégico Ministerio de Transporte y Obras Públicas. Randazzo evalúa la situación, revelaron fuentes confiables.
También estaría decidido que Guillermo Nielsen se convierta en el jugador clave para renegociar el acuerdo con el FMI y los bonistas. Martín Redrado también mantiene un fluido diálogo con Fernández y se lo mira para el Banco Central. Otro de los que ocuparía un lugar clave, pero no ministerial es el economista Miguel Peirano.  Alberto Fernández por estas horas evalúa un plan con dos metas centrales. Lo primero, es tratar de ganar el 27 de octubre por la más amplia diferencia. La idea es empoderar a su futuro gobierno, para luego negociar con toda la fortaleza política frente al FMI. Apunta además, a lograr el respaldo legislativo que le permita motorizar las leyes que hagan falta para enderezar el barco. Fernández confirmó que en estos días, está recibiendo propuestas de renegociación de la deuda por parte de los propios acreedores, es decir algunos bancos, que no sólo lo dan como ganador sino que se anticipan al cambio de Gobierno por la debilidad política de la actual administración.
Fernández les dice a los suyos que los bonos están por el piso. Valen precio de default. La posibilidad de ordenar eso es real.  Cree que los acreedores "se dan cuenta de que en el problema estamos todos. Ellos son parte del problema y los mismos acreedores saben que hay que renegociar la deuda", aclara.

UN PACTO SOCIAL POR 180 DIAS

El segundo objetivo al que apunta A.F, es un pacto social de 10 puntos que dure 6 meses. Será con empresarios, representantes del agro y sindicalistas. Se pretende fijar una suerte de acuerdo de precios y salarios que permita poner en marcha la rueda virtuosa de la economía. Esta herramienta ya la utilizó Juan Domingo Perón. Lo hizo a través de su ministro de Economía, José Ber Gelbard. AF ya dio la primera puntada durante su visita a Tucumán, donde se llevó la media palabra de la Unión Industrial Argentina y parte del sindicalismo. El que pica en punta para administrar ese pacto es José Ignacio de Mendiguren, quien insiste en formalizarlo por ley y que funcione como una especie de ministerio de la Producción.
De los estudios que se hicieron, se estableció que las  fábricas están trabajando a la mitad de su capacidad instalada. Es más, en algunos sectores como el automotriz, no llegan al 40%. Por lo tanto, existe margen para crecer sin inversión inicial pesada. El yacimiento de Vaca Muerta es otra de las joyas a las que se quiere poner en la gran vidriera del mundo. En este caso, Guillermo Nielsen trabaja en los trazos finales de un proyecto de ley para facilitar inversiones.Para los jubilados también hay un capítulo importante. El candidato quiere una ley de medicamentos gratuitos al sector a través del Pami y volver al anterior sistema de aumentos salariales para que los abuelos alcancen en un futuro la canasta básica de 31 mil pesos.Además de presidente, si triunfa en las elecciones del 27 de octubre, Alberto Fernández también será el ministro de Justicia. Porque ese es el campo que mejor domina. Al que mayor tiempo le dedicó cuando fue el Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Conoce como pocos los laberintos peligrosos de Comodoro Py. Tiene relación con todos los jueces de la Corte. Maneja los secretos de la mayoría de los fiscales y da clases en la Facultad de Derecho. Alberto tendrá un ministro, o una ministra, pero él asegura tener bastante claro hacia dónde llevará los límites del sensible presente judicial de la Argentina.  


DESDOLARIZAR LAS TARIFAS

En materia de salud se volvería a la categoría de ministerio, ya que hay números que preocupan. Por ejemplo,desde el 2011 la cobertura médica aumentó un 840%, los sueldos del sector un 900%, el costo de vida 1025%, el dólar 1250% y el costo en salud 1300%: la cuota de una prepaga que empate el costo de vida al 2018, tendría que aumentar un 52%. Esto sin considerar los índices más devaluación del 2019.
En cuanto a la emergencia educativa, se pondrá especial énfasis en la educación pública que distribuye un valor agregado por su calidad a los educandos y que perdió su masividad y contundencia, dejando espacio a las peores desigualdades. La foto más penosa de hoy es la de escuelas convertidas en dadoras de copas de leche o populosos comedores a lo largo y ancho de nuestra geografía.
Para el área de comercio, Fernández prevé la desdolarización de las tarifas, medida que ya le había adelantado de manera personal al titular de la empresa mayorista Pampa Energía, Marcelo Mindlin.
Para timonear el futuro de la economía, Alberto quiere un super ministerio y que de el dependan todas las secretarías. Si ratifica su triunfo en octubre, suenan nombres como el de Matías Kulfas, Emmanuel Álvarez Agis, Guillermo Nielsen y Martín Redrado. Se trata de un pack de profesionales con vasta experiencia en el mundo de las finanzas. 


UN ACUERDO DE PRECIOS Y SALARIOS

Alberto Fernández le dijo a su entorno que los primeros objetivos son poner  gradualmente dinero en el bolsillo de la gente, una manera de reactivar el consumo interno. Para ello, miran con sigilo los futuros salarios. Estiman que la inflación este año  rondará 55% y las empresas han otorgado de 35% a 45% de aumento de sueldos, dependiendo de cada rubro y sector. ¿Significa que habrá un aumento de salarios de 65% para 2020?. Sería un disparate pensar en esta posibilidad. Los riesgos son grandes. Muchos comercios, fábricas y compañías no podrían absorberlo, ni aunque se fraccione en cuotas. Por eso toma significación, la siguiente frase de AF. “Acuerdo de precios y sueldos con los gremios y los empresarios desde el primer día”. Sugiere un mejoramiento de sueldos moderado, sin que se traslade a precios, algo parecido a desindexar la economía sobre la base del año anterior, como se estableció en el Pacto de la Moncloa de 1977 en España.Otra cuestión que cree el candidato que hay que arreglar es el cepo. Lo considera demasiado blando. "Hay que estrecharlo”, dicen sus primeras espadas. Una de las salidas sería limitar la compra de bonos y acciones que cotizan en el exterior y su liquidación en Estados Unidos para reducir la fuga de divisas. También,  podrían bajar la cifra de 10 mil dólares que puede comprar el público cada mes a 5 mil, y limitar el retiro de efectivo a una cantidad mensual determinada. No se descarta que el propio Macri se vea forzado a aplicar de urgencia algo de este mix luego del 27 de octubre, sino llega parte del crédito del Fondo, como todo hace suponer.

LA DOBLE INDEMNIZACION EN LA MIRA


En resumen, los objetivos apuntan a un control de precios en alimentos, combustibles y desdolarización de las tarifas. Los mercados descuentan que las prácticas de control estricto sobre el precio de los bienes y servicios sensibles a la población, comenzarán tan pronto asuma el nuevo gobierno. Hay que recordar que el valor de los alimentos de la canasta básica, combustible automotor, gas, transporte, agua, electricidad, medicina prepaga, educación y otros se encuentra atrasado en su actualización o directamente congelado con un claro objetivo electoral. No obstante, intentarán evitar una estampida luego de diciembre.
Otro de los temas en carpeta para el mundo laboral, es la doble indemnización por despido, para evitar mayor desempleo, Esta medida la tomó Néstor Kirchner durante su mandato para atornillar a las empresas a desprenderse de personal. Para este ministerio, Alberto ya tiene el hombre adecuado, después de hablar con los gremios, aunque lo mantiene bajo siete llaves.En cuanto a las obligaciones de la deuda externa, la postura que existe es la de pagar, "aunque no a costa  del hambre del pueblo". Así ya lo han pregonado públicamente tanto Alberto, como Cristina de Kirchner y Felipe Solá, entre otros, lo que hace temer a quienes ingresaron al blanqueo que se les aplique un impuesto extra, y a la gente del campo y la industria, un incremento en las retenciones a la exportación. Si el dinero para honrar las deudas estatales no provendrá del Presupuesto corriente, resulta factible que el Frente de Todos apunte los cañones a quienes exteriorizaron su dinero y propiedades no declaradas antes de 2016, y a un aumento en las retenciones a la exportación de bienes y servicios, en particular agropecuarios, lo que generará enorme rechazo en clases altas y medias.

LA LLAVE DE LA EMERGENCIA ALIMENTARIA


Para atender la emergencia alimentaria por reasignación de partidas del presupuesto, el hombre elegido sería el diputado Daniel Arroyo. El plan tentativo es recortar el presupuesto de obras públicas en todo el país a fin de destinarlo a alimentos para los más carenciados. El recorte a la obra pública se encuentra en los planes de varios dirigentes, aunque implique nueva caída en la actividad económica y el consecuente perjuicio para el sector empresarial.
“La Argentina necesita dólares genuinos, y esos sólo provienen de la exportación”, asegura Alberto Fernández en entrevistas y declaraciones a la prensa. En esa dirección, es posible pensar que controlando precios, tarifas y salarios, y aplicando una desindexación de los índices inflacionarios pasados, el Frente de Todos intentará fijar y mantener un dólar que favorezca las exportaciones y haga menos gravosa la subida de retenciones, al mismo tiempo de funcionar como arancel externo natural a las importaciones. Se menciona también un “control de importaciones” para los bienes superfluos. El tipo de cambio diferenciado se analizó aunque se descartaría por probable oposición del FMI.

DESACTIVAR LA BOMBA QUE DEJA MACRI


Otra de las cuestiones que viene insistiendo AF, es en la idea de bajar los intereses y normalizar el crédito a pymes. La mayor bomba de tiempo que le dejará el macrismo es el billón trescientos mil millones de pesos en Letras de Liquidez al 86% de tasa anual. En caso de despegar la economía sin inflación, la gente demandará mayor cantidad de dinero para adquirir electrodomésticos o automóviles o refaccionar casas, y entonces la montaña de Leliq se desinflaría sola. Pero ¿y en caso de no conseguirlo?, ¿habrá bono con una parte o el total de esa cifra? Se especula con diferentes escenarios. Para el ahorrista, una suerte de Plan Bonex II sería mortal, y para la liquidez de los bancos también.
Este abanico de medidas son analizadas con una lupa por el equipo de AF, sobre la base del daño y repercusiones en el ahorrista, el votante, el consumidor, los empresarios y el Fondo Monetario Internacional, que “pisará” las cuotas pendientes del megacrédito hasta tener más claras las respuestas a esos interrogantes. Además, en diez días, Alberto Fernández, tendrá en sus manos unas 240 páginas con propuestas de gestión para un futuro gobierno. Será la recopilación de las 10 carillas, como máximo, que le pidió a cada uno de los 24 equipos temáticos el coordinador Nicolás Trotta. En el Frente aclaran que "no es un programa de gobierno" sino propuestas que debe articular luego Fernández con su equipo político y económico más estrecho. Cristina recuerda a AF como el mejor jefe de Gabinete que tuvo. Ni Sergio Massa, Juan Manuel Abal Medina, Jorge Capitanich y Aníbal Fernández, pudieron superar su cintura. Pero el hombre que se fue 8 meses después de ese gobierno por el conflicto con el campo, hoy tiene un camino de espinas enfrente suyo. Lo favorece, el enorme respaldo político con que cuenta, pero tendrá que lidiar con una crisis pocas veces vista, el FMI como poder omnipresente, el fantasma del default poniéndole el aliento en la nuca a la economía, una década de bajo crecimiento y recesión y las consultoras encendiendo permanentemente las alarmas sobre el peligro de una hiperinflación.El cambio no será rápido y habrá que ver qué tan efectivo es en el corto plazo el remedio para resucitar el muerto. Lo único que sabemos, es que en el país sin Macri no está proyectada ninguna fiesta, tampoco globos de colores, ni papel picado.


*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.