Por Araceli Bellota

Con el anuncio de la fórmula Fernández-Fernández que comunicó Cristina Kirchner el sábado pasado, el oficialismo resucitó el eslogan “Cámpora al gobierno, Perón al poder” y agregó que fue la causa de que se produjera la dictadura de 1976.

Una vez más se equivocaron o tergiversaron la historia con intencionalidad. Leer el pasado con los ojos del presente conduce a cometer el error del anacronismo. Vamos a poner en contexto aquel eslogan para darnos cuenta de la burrada.

Digamos primero que durante 17 años Perón, desde el exilio y con su partido proscripto, condicionó la vida política de la Argentina desde que fuera derrocado en 1955 por la autodenominada “Revolución Libertadora”.

¿Quién fue el principal enemigo de Perón cuando decidió volver al país? Las Fuerzas Armadas ligadas al imperialismo y a la oligarquía, que en 1972 había logrado que uno de los suyos llegara a la presidencia. El general Alejandro A. Lanusse pertenecía a una de las principales familias que negociaban con el campo y la ganadería.

Perón, además, tenía un frente interno en el sindicalismo con Rogelio Coria, dirigente de la UOCRA, quien acordaba con Lanusse. También debía conducir a la juventud peronista y a Montoneros que pretendían que Perón compartiera con ellos la conducción del movimiento y que no distinguían entre los dirigentes gremiales. Para ellos todos, salvo las excepciones de Tosco y Ongaro, entre otros, eran traidores y burócratas, y no diferenciaban entre Coria y José Rucci, secretario de la CGT y leal al General.

Pero, por sobre todo, Perón tenía la cláusula impuesta por el gobierno militar que impedía que fuera candidato quien no residiera en la Argentina antes del 25 de agosto de 1972, y él había regresado el 17 de noviembre de ese año cuando logró reunir a la mayoría de la oposición.

Si Perón no podía ser candidato, vemos qué nombres se barajaron entonces. Por un lado estaba Jorge Taiana, al que lo ligaba un gran afecto, pero que estaba apoyado por empresarios muy amigos del embajador de los Estados Unidos.  El otro era Antonio Cafiero, sostenido por los gremios y por la Iglesia, pero se decía que se había reunido con Lanusse.

Fue entonces cuando se decidió por la fórmula Héctor Campora-Vicente Solano Lima, un exdiputado en sus dos primeros gobiernos y un dirigente conservador respectivamente. El General se fue del país y le dejó encargado a Juan Manuel Abal Medina, secretario general del Partido Justicialista, que hiciera el anuncio en su ausencia y que lograra que el Consejo Nacional del partido lo aprobara.

Perón no quería volver a gobernar. Su intención era dedicarse a fortalecer la relación con los líderes de América Latina para enfrentar a Estados Unidos, que pretendía desmembrarlos. En Perú gobernaba Juan Velazco Alvarado, Juan José Torres en Bolivia, Salvador Allende en Chile, Fidel Castro en Cuba y Omar Torrijos en Panamá. En 1971, Torres fue desplazado en Bolivia por el golpe de Hugo Banzer. Velazco Alvarado en Perú estaba mal de salud y fue reemplazado por Francisco Morales Bermúdez. Allende tenía dificultades para gobernar y fue derrocado por el golpe de Augusto Pinochet.

Cámpora no pudo conducir tantas fuerzas internas encontradas y todos coincidieron en que el único que podía hacerlo era Perón, quien debió aceptar ser el nuevo presidente. Pero Cámpora no fue ningún obsecuente inútil, sino que le sirvió de fusible al General para cuando llegara al gobierno.

En solo cuarenta y tres días que duró su gobierno, logró rebajar y poner precio máximo a la carne, congeló los precios de los medicamentos y de dieciocho alimentos, aumentó los salarios en doscientos pesos, entre 10% y 20% para la mayoría de los trabajadores. Suspendió las paritarias por dos años, nacionalizó los depósitos bancarios, amplió las tareas de las Juntas Nacional de Granos y de Carnes para controlar el comercio exterior y envió al Congreso una ley para poner un impuesto a la renta de la tierra con la intención de exigir mayor productividad. Además de renovar las autoridades de la Universidad. Cuando Perón se hizo cargo del gobierno, el Pacto Social estaba implementado.

Perón asumió el gobierno el 12 de octubre de 1973 y falleció nueve meses después, el 1 de julio de 1974. Fue entonces cuando la derecha del peronismo se apoderó del gobierno. José López Rega desplegó la Triple A y se multiplicaron los asesinatos de dirigentes juveniles y gremiales. Montoneros pasó a la clandestinidad y junto con otros grupos armados respondió también con violencia.

En el ministerio de Economía salió José Ber Gelbard, lo sucedió Gómez Morales y después Celestino Rodrigo, ligado a las multinacionales. Rodrigo produjo una devaluación del 160% para el tipo de cambio, un reajuste del precio de la nafta de 181% y el aumento del transporte público del 75% al tiempo que los salarios permanecieron iguales. Esto fue el “Rodrigazo”, un programa bastante parecido al actual. Todo esto junto propició la llegada de la dictadura, antecedida por el accionar de la Triple A.

Ni Alberto Fernández es Cámpora, ni Cristina Fernández de Kirchner es Perón, ni Cámpora fue el responsable del golpe de Estado que produjo el genocidio en la Argentina.