El fantasma del default nuevamente ronda en la economía.La posibilidad de utilizar reservas para frenar la escalada de dólar, sin un programa alternativo al que ofrece el Fondo Monetario, podría forzar una cesación de pagos a la próxima administración.

El escenario surge de una simulación realizada por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala bajo los parámetros anunciados por el Gobierno. “La deuda externa pasará casi a triplicar (2,9 veces) el stock de reservas a fin de año”, señala. Frente a esta situación, el próximo Gobierno deberá enfrentar la decisión de utilizar reservas para el pago de deuda o reprogramar vencimientos (canje).


Hasta el momento, el Banco Central se enfocó en un programa de estrangulación monetaria para evitar un salto devaluatorio. Elevó la tasa de interés desde febrero último en 2700 puntos básicos para ubicarse hoy en niveles de 74 por ciento anual. Extendió hasta fin de año el objetivo de crecimiento nulo de la base monetaria y flexibilizó el límite para la tenencia de Letras de Liquidez (Leliq) para absorber más pesos. Pese a la abultada ganancia financiera que le resultaba a los bancos, el descrédito político y económico del Gobierno alentó la dolarización de ahorros y cartera.


La situación empeoró cuando el Gobierno optó a mediados de abril por un congelamiento de la banda superior de no intervención cambiaria con fines antiinflacionarios. Fue el mismo día que se conoció la inflación minorista de marzo de 4,7 por ciento mensual. El congelamiento implicaba que podía vender en cualquier momento del año 150 millones de dólares diarios si el precio superaba los 51,45 pesos. Pero esta tablita generó el efecto contrario y hubo mayores tensiones: el dólar pasó los 47 pesos al público y el riesgo país superó los mil puntos.


“Si bien no hay certeza de que el dólar se saldrá de las bandas de acá a fin de año, tampoco hay una creencia generalizada de que la divisa se mantendrá dentro de la misma”, detalla el informe del ITE de la Fundación Germán Abdala. El documento destaca que el acuerdo con el Fondo limita el uso de contratos a futuro por parte del BCRA, siendo una herramienta que permitiría atacar las expectativas de devaluación.


El lunes pasado, en medio de una incipiente nueva corrida hacia el dólar, hubo anuncios en el ámbito cambiario con fines electorales. Una profundización de la crisis financiera y cambiaria actual le quitaría chance electoral al oficialismo. “Más allá de los esfuerzos retóricos del BCRA por intentar dotar de alguna consistencia a estas sucesivas alteraciones en el marco de política, a partir de ahora la autoridad monetaria podrá intervenir en la cotización del dólar tanto dentro como fuera de la zona de no intervención, en montos y frecuencias decididas por el BCRA en función de las condiciones imperantes en el mercado.


El stock de reservas vuelve a quedar entonces en el centro de la escena. A partir del permiso otorgado por el Fondo para utilizar reservas a discreción, “las reservas se ubican como último dique de contención en la estrategia de estabilización cambiaria”. En la simulación que realizó el ITE para estimar el impacto de las últimas medidas se estimaron intervenciones del Central de 150 millones de dólares a valores de 51,45 pesos (banda superior de la zona de no intervención) y desembolsos en tiempo y forma del FMI. “En un escenario como este la deuda externa pasa casi a triplicar el stock de reservas a fines de 2019”, advierte el informe. Con el agregado de que el peso de la deuda pasa de 2,4 veces a 2,9 veces en un año.

“En ausencia de una reprogramación de los pagos para el período 2020-2023, habrá mayores dudas sobre la posibilidad de servir la deuda de la próxima administración”, concluye el informe de ITE de Fundación Abdala.