El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se metió en el debate. Opinó que "si hay políticos presos y se usa la Justicia para ponerlos presos, lo correcto es llamarlos presos políticos".

De esta manera, el mandatario bonaerense sentó posición en la polémica que divide al oficialismo, y se diferencia de la mirada del presidente Alberto Fernández, quien llegó al punto de pedir a referentes de Derechos Humanos que no se hable de la existencia presos políticos en su Gobierno.

Sin nombrarlo, salió en defensa de Amado Boudou, luego de que se conociera que Alejandro Vandenbroele, fue retribuido con un hotel en Mendoza tras declarar en contra del ex vicepresidente en calidad de arrepentido, en la causa por la presunta apropiación de la imprenta Ciccone.

"Políticos presos con prisiones preventivas, arrepentidos truchos. Ahora nos enteramos de que a Vandenbroele le pusieron un hotel en Mendoza. Debería chequearse si Vandenbroele se arrepintió y le pagaron con un hotel. En un momento declaró en contra de un funcionario del gobierno anterior. Hay lawfare detrás de eso: usar la Justicia para inventar mentiras, presionar. La persecución judicial es un arma política detestable", indicó.

En este marco, denunció que él mismo fue víctima de "lawfare", y que tuvo como ejecutante al fallecido juez Claudio Bonadio.

Lamentó la muerte del magistrado "desde el punto de vista humano", pero recordó que ese juez lo procesó y elevó a juicio oral por la causa de dólar futuro, sin que pudiera sustentarse en el expediente "una pizca, una centésima de delito"

"No encontré a ninguna persona, especialista en finanzas, en derecho, en periodismo, que me diga que lo que hice es un delito.”, sentenció.