La masiva marcha de ayer en reclamo de justicia, que se extendió por todo el país, no fue exclusivamente por asesinato del joven Fernando Báez Sosa en Villa Gesell. Es un clamor generalizado contra la violencia y la inseguridad, principalmente en la provincia de Buenos Aires, donde hay un cementerio de jóvenes que no descansan en paz porque sus asesinos están sueltos.

El Gobierno debe tomar nota de esto y enfocarse en resolver el problema de una vez por todas.

Lo primero que hay que analizar para entender qué nos está pasando, es que tanto en Nación, como en Provincia, la seguridad no está manejada por verdaderos profesionales, Sabina Frederic es antropóloga y Sergio Berni médico del Ejército. Ninguno de los dos están formados en esta materia. Hay que decir que en un país serio, personas sin capacitación no ocupan estos roles como ocurre en la Argentina.

La reciente pelea entre Berni y Frederic, donde hasta tuvo que intervenir el Presidente para apagar el fuego, dejó al descubierto que a los funcionarios les interesa más quien tiene más poder, que los verdaderos reclamos de la gente en los barrios más desprotegidos del conurbano, donde la droga, la delincuencia y la muerte aterrorizan a diario a miles de bonaerenses que viven en tierra de nadie.

También los jueces y los fiscales, que son mediáticos dependientes, deben observar con detenimiento la postal de la movilización masiva desde La Quiaca a Tierra del Fuego. Es una sociedad que quiere sentirse segura.Que quiere que la cuiden. Que no sea solo el periodismo el que tiene que recordar de manera recurrente que hay un Estado ausente que no cumple con su función de prevención.

Si hubiera habido policías responsables y profesionales a la salida del boliche de Villa Gesell, hoy el matrimonio Báez no estarían llorando a su hijo. Es necesario comprender que la responsabilidad inicial para que no haya más calles ensangrentadas, es del Poder Ejecutivo. Les pagamos a los funcionarios para promover cambios y quitar a los criminales de nuestras vidas. Es la hora de trabajar en la construcción de más cárceles, en lugar de abrirlas porque hay sobrepoblación.

Menos derechos humanos para los delincuentes y más justicia para los que vivimos en paz. Es hora de que la justicia haga su trabajo sin necesidad de padres destrozados pidiendo acompañamiento o comprensión del drama que están sufriendo.

Frente al Congreso todos vimos a cientos de madre con las fotos de sus hijos asesinados, recordándole al Estado que tiene con ellos una deuda histórica.

No hace falta ir al archivo de los diarios para saber que hay miles de historias de impunidad que dan cuenta que la violencia nos va ganando 10 a 0 y la puerta giratoria no deja de funcionar para que los asesinos queden libres.

Quienes imparten justicia deberían avergonzarse al ver estas plazas repletas de ciudadanos desprotegidos que ya no saben a quien recurrir.

No se han escuchado tampoco voces condenatorias desde el plano político, donde mientras se promueve la liberación de presos, se olvidan de la gente. Tenemos una historia de reformas desesperadas al Código Penal, de marchas y contramarchas para poner parches, cuando a los gobiernos el agua les llega al cuello.Pero no hubo nunca soluciones definitivas y ese reclamo de justicia cayó en una profunda meseta.

Hoy parece mentira que 16 años después del horroroso secuestro seguido de muerte de Axel Blumberg, tengamos que ver la misma postal de la impunidad sonriéndo y miles de madres llorando la pérdida de sus hijos,

Se ha escrito mucho sobre el crimen de Fernando Báez focalizando sobre la violencia en el rugby, pero poco se ha dicho que la culpa no la tiene ese deporte. Los que mataron a Fernando, son lisa y llanamente delincuentes que vienen con una falla de fábrica en sus hogares, que no los supieron contener. Estos individuos gozaron con su muerte y estaban planificandootra previa sangrienta, como reveló el abogado Fernando Burlando.

El caso de Villa Gesell salta por encima de la grieta. Deja al descubierto que tenemos una sociedad golpeada a la que hay que atender de manera urgente, antes de que esto sea tierra de nadie.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.