Desde el 2011 hasta ahora, los efectos de la crisis han sido devastadores. Por ejemplo, la industria manufacturera fue el sector que se llevó la peor parte del período de estancamiento económico o crecimiento.

Es que la producción fabril perdió casi un quinto del volumen que tenía nueve años atrás, al vaivén de la recesión de Brasil, cierre y apertura de importaciones y liberación y control del sistema cambiario. Estos datos figuran en un informe del IERAL, de la Fundación Mediterránea, el cual sintetiza el proceso de desindustrialización agudizado durante la gestión de Cambiemos.

Lo cierto es que el sector manufacturero retrocedió 18,6% entre 2011 y 2019, mientras que en el mismo lapso la actividad Agropecuaria avanzó 6,8%, por lo que amplió su peso sobre el conjunto de la economía a costa del rubro fabril.

Para entender la magnitud de esta contracción, el Ieral compara estas cifras con la baja acumulada del producto bruto interno durante estos ocho años, la cual llegó a 2,1% si se toma como referencia los tres primeros trimestres de cada período.

Esto implica una diferencia de 16,5 puntos porcentuales más que el PBI, "13,2 puntos más que Construcciones y 10,7 puntos más que Minas y Canteras", apunta el informe. En tanto, "la brecha con el sector de Agricultura y Ganadería fue de 25,4 puntos", estimó el Instituto.

En ese sentido, el trabajo destaca que "a lo largo de estos años ha habido etapas con y sin control de cambios, con mayor o menor restricción al comercio exterior, con y sin metas de inflación". "Por ende, es difícil explicar el deterioro industrial por una cuestión de instrumentos de política económica", evalúa.

"La industria comparte con el agro y los hidrocarburos la producción de bienes que compiten en el mercado global. Sin embargo, por sus peculiaridades, el retorno de las inversiones en la industria requiere mayores plazos, en un contexto en el cual han operado con mucha fuerza tanto el 'factor China' como el 'factor Brasil'" consideran Jorge Vasconcelos y Marcos O´Connor, los autores del reporte.

Si se toma como punto de partida el 2012, se observa que cada año de caída en la industria no fue recuperado en los años en donde hubo crecimiento y en todos los casos la diferencia con lo que creció o bajó el producto fue negativa. En ese entonces había descendido 3,7% y en 2013 repuntó 1,7%. En 2014 se hundió 4,7% y en 2015 la suba fue de 0,9%. En 2016 se derrumbó 6,1% a lo que le siguió un 2017 con una mejora de 2%. Por su parte, en 2018 se corta el comportamiento serrucho, al bajar 2,3% ese año y otro 7,6% en 2019, siempre tomando los primeros nueve meses para cada período.

El año pasado, el descenso del PBI a esa altura había sido del 2,5%, por lo que para el Ieral "no hay dudas que este ensanchamiento de la brecha a 5,1 puntos porcentuales se explica en buena medida por la contracción crediticia que experimentó la economía Argentina desde los últimos meses de 2018", cuando el gobierno de Mauricio Macri implementó la fatídica política de "emisión cero".b

"Las elevadas tasas de riesgo país y los problemas de falta de horizonte de las políticas económicas tienden a afectar más a las inversiones y al crecimiento potencial del sector industrial", concluye el Ieral.