Los obispos solicitaron de manera urgente un cambio de rumbo en la economía y dieron a entender que la gente no come con promesas. Exigen que haya una distribución más equitativa hacia los sectores que menos tienen. El llamado de atención, es tanto para el Gobierno, como para los empresarios. El Papa teme que la tensión social sea aprovechada por grupos desestabilizadores para empañar las fiestas de fin de año.
Un informe especial de Jorge Joury
El Papa Francisco ha recibido más de 50 mil felicitaciones de todo el planeta por sus 80 años. Pero tiene una espina clavada en el pecho. Le angustia la situación de pobreza que padecen amplios sectores de la Argentina. Los curas le transmitieron que perciben que el camino que encaró el Gobierno no ha dado los resultados esperados. Ven que pese al optimismo oficial, la situación no mejora. Cada vez son más los argentinos que requieren ayuda en las parroquias porque no les alcanza para comer. Lo mismo ocurre en merenderos y comedores del Gran Buenos Aires, que se han multiplicado como hongos. En ese marco, están los que consideran que la llegada al poder de Mauricio Macri, quien asumió hace un año, replica el escenario de incertidumbre económica que hubo durante el trágico fin del año 2001.
La diputada Elisa Carrió le puso un tono dramático a la situación, al denunciar que al Gobierno "le quieren tirar un muerto antes de fin de año para desestabilizarlo". Simultáneamente, el gobierno bonaerense detectó un plan de la denominada "maldita policía" para tentar a pibes chorros para armar disturbios y saqueos. Por este hecho, fueron apartados del cargo cuatro comisarios del distrito de Tres de Febrero. Todas estas cuestiones, le preocupan sobremanera a la la Iglesia, que salió por tercera vez con singular filo para exigir una reacción urgente, tanto del Gobierno como de los sectores empresarios.
La voz de los prelados, es la del Papa Francisco, quien bajó linea a los obispos para que marquen la cancha de manera contundente. El Santo Padre requiere respuestas rápidas de quienes tienen la responsabilidad de recomponer la economía. Está muy preocupado por el crecimiento de la indigencia y ve que en la protesta callejera que invade las calles, hay peligroso caldo de cultivo para grupos violentos. También observa una mano traviesa de sectores desestabilizadores que buscan el peor escenario para las fiestas de fin de año.Teme que el panorama se complique y ponga en peligro la gobernabilidad, sobre todo si Cambiemos pierde el año próximo las elecciones de medio término.
LA GENTE NO COME CON PROMESAS
En esa dirección, la comisión permanente del Episcopado se pronunció hace unos días con un duro documento que merece varias lecturas, pero que se parece más a una suerte de ultimatum. Aunque no lo expresaron textualmente, los obispos dieron a entender que la gente no come con promesas y que la situación social exige definiciones urgentes. También de gestos de grandeza, tanto del lado del oficialismo, como de los hombres de negocios. Se trata de un llamado para los que tienen algún grado de decisión en la economía argentina. Se les pide que inviertan en fuentes de trabajo dignas y bien remuneradas y que se aparten de las actitudes mezquinas que llevan a la especulación financiera. El pronunciamiento es descarnado. Le toca a la actual administración y a la anterior. "Nada es fácil en la Argentina de ayer y de hoy. Sobre todo para los que dependen de uno o dos sueldos. Y ni pensar si la familia con varios hijos está al margen del sistema laboral y previsional. Ahí nuestra nación muestra su peor rostro", alertó la Iglesia.
Los prelados le recordaron al Gobierno que los niveles de pobreza afectan al 32,6% de la población. Señalaron además que "cuesta creer que en la tierra bendita del pan, a uno de cada tres argentinos les falte comida, trabajo, salud, educación e igualdad de posibilidades para progresar".
UNA CRUEL REALIDAD
Los sacerdotes están convencidos que las estadísticas visibilizan el número de pobres, "pero nunca alcanzarán a reflejar el dolor, la angustia e indignación de los padres que no pueden sostener a sus familias". En cuanto a la emergencia social declarada hace unos días por el Estado nacional, dijeron que "es la prueba de esta cruda y cruel realidad que hoy padecen muchos compatriotas".
En el Gobierno tomaron nota. Consideran que la palabra episcopal constituye un llamado amplio a todos los sectores y desestimaron cualquier posibilidad de reacción negativa. El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, también disparó las alarmas, al advertir que las medidas del Gobierno que buscaron “resolver los desajustes macroeconómicos y crear un clima de confianza para una reacción favorable de los mercados no han tenido la respuesta esperada".
No es para menos, el riesgo de desempleo subió y se ubicó en el nivel más alto desde 2010: uno de cada tres trabajadores aseguró haber estado desocupado al menos una vez en el último año, de acuerdo a la encuesta que hizo la UCA en 5.700 hogares de aglomerados urbanos. Este riesgo se ubicó en casi un 28% y es el valor más alto desde 2010 para los trabajadores activos arriba de los 18 años.
EL TERMOMETRO SOCIAL
La UCA reclamó “políticas activas” para que una eventual llegada de inversiones “se derrame” hacia los sectores postergados. El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de esa casa de estudios viene peinando de manera permanente la temperatura social en las zonas más pobres del país. En base a esos estudios advirtió que sólo el 41% de la población económicamente activa posee un empleo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales Y el “9,9% se encuentra abiertamente desocupado”. Se advierte además que “mientras se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y de la precariedad laboral”. Se mencionó además, que si bien"no hay evidencias de una crisis ocupacional, tampoco hay signos de que estén ocurriendo mejoras. Un cambio de rumbo no sólo necesitará de inversiones, sino también de políticas que reactiven el mercado interno, apoyen a las micro empresas y mejoren su productividad”.
En esa línea, el informe remarcó que “persisten barreras productivas estructurales que impiden la inclusión de los núcleos de marginalidad y descartados sociales” y que creció “la percepción de los ocupados de considerar altamente difícil conseguir un empleo similar en caso de perder su actual trabajo”, de 84,5% a 88,1%.“La desigualdad persistente y la pobreza estructural son resultado de un modelo económico-productivo desequilibrado, con efectos de exclusión y desigualdad a nivel socio-laboral”, planteó Salvia .
CAIDA DEL EMPLEO
En números, según el informe, “sólo el 41,4% de la población económicamente activa posee un empleo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales, 30,7% un empleo regular pero sin vinculación con la seguridad social, 18% está subocupado en actividades de baja remuneración o alta inestabilidad, y 9,9% se encuentra abiertamente desocupado”. Además, “entre el cuarto trimestre de 2015 y el tercer trimestre de 2016, sin que se hayan registrado cambios relevantes en la tasa de actividad, se confirma una caída del empleo pleno (de 1,6 puntos porcentuales), incluso en el empleo precario”, puntualizó el reporte. “Estamos muy lejos de garantizar los derechos laborales de casi la mitad de los argentinos. Las pocas mejoras las experimentaron los trabajadores de estratos medios y medios altos, y no los de más bajos recursos educativos. Las mejoras, además, tendieron a estancarse y revertirse en los últimos dos años”, se observó. Finalmente, se dio cuenta que entre 2010 y 2016, 2la proporción de subempleos inestables pasó de 9,7% a 185 de la población económicamente activa. Este fuerte incremento, originado principalmente por las políticas contra-cíclicas de generación de trabajos vinculados a un mercado interno de consumo de bajos ingresos compensó el comportamiento de la desocupación, en un contexto de falta de inversión productiva y de ausencia de creación de empleo pleno”.
PELLONI SE ARREPIENTE
La emblemática monja Martha Pelloni, aquella que organizara las multitudinarias manifestaciones en Catamarca para que no quede impune el crimen de María Soledad Morales, también se sumó al coro de reclamos. La mujer, que tiene una intensa actividad pastoral y social en las zonas rurales del norte argentino, se manifestó "desilusionada" con la gestión del presidente Mauricio Macri. Cuestionó con dureza las políticas económicas de su gobierno que, asegura, están empeorando la situación social y la desocupación."La sustitución social está mal, mal. Yo soy sincera, lo voté a Macri porque dije no al narcotráfico, no a la droga y no a la corrupcion que fue parte de su campaña. Yo creo que el staff de la cúpula de gobierno son gente seria, pero, ¿con qué mentalidad? La seriedad tiene que tener los valores de pensar en los otros, en el pueblo, la sociedad.La linea económica de este gobierno ya está a la vista que no puede ser". Pelloni reconoció que "más vale" que está "desilusionada" por la gestión de Macri y afirmó que "están mostrando la hilacha" con el rumbo tomado."Votamos lo otro, el 'no' a la corrupción, el 'no' al narco, pero no pensamos jamás que íbamos a a tener que salir a defender a tantos. Prometió que no iba dejar sin trabajo a la gente, no al desempleo, a la desoacupación. Esto es lo que estamos clamando en cada provincia", sostuvo, al cuestionar que el "nivel de vida de los porteños" no llega al interior del país. "A Macri le diría que por favor le de trabajo al pueblo argentino", reclamó, ante la consulta de qué le reclamaría al jefe de Estado si tuviera una entrevista privada con él. "Se puede mover la ley para rescatar todo el dinero del kirchnerismo. Miren todos los millones de pesos incautados que le han sacado a 'la Rosadita'… Con ese dinero podemos solucionar el problema del país", precisó.
LA VISION DEL PAPA
En medios eclesiásticos señalan que el Papa quiere que a la Argentina le vaya bien porque la Iglesia viene jugando en los últimos meses un rol socialmente pacificador. No hay que olvidar que los obispos lograron que la CGT postergara un paro, dándole a Macri la chapa de que en su primer año de gestión la central obrera no le paró el país.También fueron gravitantes para que el Gobierno incrementara la ayuda a los más necesitados a través de la ley de emergencia. Después de un comienzo frío entre la relación entre el Papa y Macri, con el gesto adusto del pontífice en el encuentro de febrero, la relación empezó a encaminarse. La Casa Rosada tuvo gestos de acercamiento, como establecer un diálogo más fluído con Bergoglio y convocar a una Mesa de la Producción y del Trabajo. en línea con los deseos de un diálogo social. No obstante, la mejora del vínculo está sobre algodones. Aún no se despejaron las prevenciones de un lado y del otro. Francisco vería con desconfianza la buena voluntad de ciertos colaboradores de Macri y estos dudarían de la conveniencia de la ayuda eclesial. En la Iglesia también sostienen que anticipar la carrera electoral no es buena idea. La prioridad es atender a los que menos tienen.