Los familiares de un hombre de 33 años que murió en las últimas horas tras entrar en muerte cerebral cuando era operado de un tobillo en una clínica privada de Quilmes Oeste denunciaron mala praxis.

Gustavo Arévalo, de 33 años, murió este martes luego de estar internado exactamente una semana en terapia intensiva.

El fallecimiento de un joven auxiliar de una escuela, provocó la reacción de trabajadores afiliados a ATE, quienes exigieron que ese centro asistencial no atienda más a los empleados estatales.

Casado con Romina Ríos, la joven que había sido asaltada y herida de un balazo por motochorros en el 2014, Arévalo entró a un sanatorio de Quilmes Oeste para que le coloquen dos tornillos en un tobillo que se había fisurado tras tropezarse en las escaleras de la Escuela Media Nº 5 de Ezpeleta.