*Por Jorge Joury.- Después de provocar un tsunami en todo el arco político, los Fernández, como los llaman ahora a Cristina y Alberto, después de su matrimonio electoral, vuelven a sorprender. El plan es darle un golpe letal al macrismo a nivel bonaerense. En esa dirección, Alberto inició conversaciones con Sergio Massa, para convencerlo que juegue su candidatura a gobernador en ese espacio, con la idea de destronar a María Eugenia Vidal, el as de espadas de Cambiemos. Buenos Aires se gana por un voto y los Fernández están convencidos que con Massa es el mejor atajo. Falta un mes para que se oficialicen las candidaturas y el escenario cambió completamente. Dejó a todo el periodismo pidiendo la campana después de la trompada de la ex presidenta. Pero también el Gobierno está obligado a cambiar el paso y apelar a otro plan porque Cristina ya no será la gran protagonista de la polarización para seguir ampliando la grieta. Esa situación cambió con la inclusión de Alberto Fernández, un moderado y estratega, que estará al frente de la fórmula. Queda claro que Cristina no va a ser presidenta en el próximo período porque decidió no postularse. Para Eduardo Duhalde, la movida es similar a la quema del cajón de Herminio Iglesias y cree que el espacio perderá entre 6 y 7 puntos. Para el paladar del Gobierno en principio, todo indicaría que el techo de la fórmula se mantendrá, es decir, que Alberto no logrará penetrar en el espacio abierto y moderado que ahora intentan captar. Aquí coinciden con Duhalde, en que es bastante probable que el piso de esta oferta electoral caiga. Sucede que, salvo en los espacios fanáticos, los votos del líder no se trasladan en forma automática a su muleto. Puede suceder, pero no es lo habitual en democracias más o menos consolidadas como la de Brasil y la de Argentina.

Quienes hemos seguido su recorrido político en los últimos años, sabemos que Cristina no se limitará a "tocar la campanita" en el Congreso de la nación, una frase con la que se suele degradar el rol institucional del vice en el Congreso, sino que va a estar en todas y cada una de las decisiones.

¿Y entonces?. Néstor Kirchner terminó con las sospechas del doble comando cuando rompió lazos con Eduardo Duhalde y, con ello, hizo desvanecer el apodo de Chirolita. La propia Cristina demostró cintura propia aun cuando su marido desechó la reelección para entregarle el poder en mano.

CONVERSACIONES CON SERGIO MASSA: Los observadores creen que Alberto Fernández tiene otro conejo en la galera. Ya  inició conversaciones con Sergio Massa. Quiere convencerlo para que le pelee la gobernación a María Eugenia Vidal. Pero el tigrense insiste en disputar la Presidencia y habrá que esperar cual es su comportamiento el próximo miércoles en la reunión de Alternativa Federal a la que convocó Juan Schiaretti.Por estas horas, los soldados que Massa aún conserva en la provincia de Buenos Aires le pusieron el aliento en la nuca, no solo para competir con un peronismo unido, sino también para que lo anuncie en los próximos días. Incluso le recomendaron hacerlo el 25 de mayo. El tigrense cree que si finalmente anuncia su giro, lo hará cerca del cierre de listas (22 de junio) ya que usará estas semanas para sumar la mayor cantidad de adeptos posibles con distintas recorridas. Algunos intendentes peronistas querían tenerlo el 25 de mayo en Merlo. Ese día, inaugurarán el “Parque Nacional Néstor Kirchner” y está invitado.

Lo cierto es que en el Instituto Patria señalan que hoy tanto CFK como Alberto son carne y uña. Alberto, con título de abogado, aparece como uno de sus principales asesores en materia judicial, un ámbito donde tiene fama de astuto operador. No parece casual el anuncio, efecto sorpresa incluido, justo en una semana en la que Cristina debuta en un juicio oral en el banquillo de los acusados.

LA IDEA DE ABROQUELAR A TODO EL PERONISMO: Que la senadora haya elegido a Fernández revela, además, que él tiene chances de lograr lo que ella no, pese a su carisma: enlazar a todo el peronismo detrás de un proyecto de unidad, ampliando así la base electoral. Es una tarea muy cuesta arriba que requiere diálogo y tiempo, lo que explica por qué se anunció ahora la fórmula y no más cerca del cierre de listas, previsto para el 22 de junio.Muchos se preguntan además si ¿Es el primer paso de una negociación con el peronismo federal, en el que Alberto Fernández cumple el rol de candidato-tapón hasta que haya un acuerdo global? No lo sabemos, pero no son pocos los que deambulan en ese universo que desearían que fuera ese el objetivo final de la ex presidenta.

Todo está por verse, mientras muchos se preguntan por estas horas el real motivo de la resolución de CFK. En esa dirección, vuela un abanico de preguntas. ¿Cambió de verdad? ¿No será una trampa electoral?. ¿Alberto Fernández no terminará siendo su Chirolita? ¿Cambió solo un poco? ¿La tarea en caso de ganar las elecciones sería una especie de primer capítulo para frenar la crisis? ¿Una transición? ¿Después volvería a ser su turno? Si la fórmula se sostiene como está presentada, es decir, si no es abierta a negociación dentro del PJ y se impone, ¿cuál sería la relación entre ella misma y Alberto Fernández? ¿El poder detrás del poder sobrevuela entre los enigmas?.

La mera existencia de esas preguntas representa una gran novedad. Si Cristina era candidata, y era tan fuerte como lo mostraban las últimas encuestas, esas preguntas no hubieran existido. Macri o Cristina iban a ser las dos opciones más fuertes: nada habría cambiado.
¿QUIEN DE LOS DOS SE EMPODERARÁ?Mucho se ha escrito, sobre la posibilidad de que haya un Fernández en el  gobierno y otro Fernández en el poder, en clara referencia al "Cámpora al gobierno, Perón al poder" de 1973. Pero hay que destacar que en aquellas turbulencias de los años de plomo, ambos personajes encarnaban dos proyectos muy diferentes: el socialismo peronista de los Montoneros y el conservadurismo popular del viejo líder. Tan distintos que comenzaron a los tiros y asesinatos y terminaron por facilitar la peor de las dictaduras.

En este caso, más que diferencias de proyectos hay una diferencia de estilo político. Lo que representó en su momento Cámpora no es lo que hoy representa La Cámpora. Es evidente que la propia decisión de Cristina y el rol que Máximo Kirchner está ejerciendo en la mesa chica van en sentido de disciplinar a la militancia talibán que ella misma promovió durante su mandato, sin que esto sea garantía de neutralizar focos de fanatismo e intransigencia.

UN JUGADOR CLAVE FRENTE A LO QUE VIENEEl golpe de timón muestra claramente entonces, que uno de los símbolos de la polarización, de la grieta, no ocupará la presidencia de la Nación. O, más fuerte aún: que Cristina no será la próxima presidenta. La segunda es que la persona elegida por ella para reemplazarla tiene estilo propio. Alberto Fernández, por ejemplo, almuerza frecuentemente con periodistas. Esto le ha valido duras críticas y descalificaciones desde la militancia más sectaria del kirchnerismo puro. Que él haya sido elegido por Cristina, con ese antecedente, es un dato simbólico muy fuerte: ¿una picardía para correrle el arco al macrismo? ¿la admisión de un serio error? ¿una capitulación?. Todo está con puntos suspensivos.

Crtistina sabe que lo que viene es puro sacrificio y no hay nada para repartir. El país está endeudado hasta el tuétano. Y frente a este panorama, habrá que renegociar las condiciones de pago con el exterior. En ese andarivel, Alberto Fernández es un hombre clave.Mantiene una relación muy aceitada con la embajada norteamericana y con múltiples personalidades, empresarios, intelectuales con los que Cristina y el kirchnerismo duro cortaron lazos y renegaron de ellos desde hace años. Los que lo odian murmuran por lo bajo: "Eso lo hace más peligroso porque es un cínico". En cambio, los que lo miran con simpatía, sostienen que: " su presencia y el cambio de maquillaje del espacio, llevaría a pensar en un gobierno más sereno y racional de lo que hubiera sido uno presidido por Cristina".Los dos Fernández presentan parecidos, pero son diferentes. Alberto dio un paso al costado cuando el gobierno de Cristina se radicalizó después del conflicto con el sector agropecuario. En los últimos tiempos, su llamativo acercamiento a la ex presidenta permitía preguntarse quién influiría más sobre quién. La manera en que ella volvió a acercarse al peronismo parecía una estrategia influenciada por él. La forma que en que él, por ejemplo, difundió la lista de los jueces que "algún día deberán dar explicaciones por las barbaridades que escribieron", permitía entender hasta dónde ella lo estaba radicalizando.LAS DUDAS QUE AUN SE PLANTEANHay quienes sostienen que "CFK y Alberto, juntos, son dinamita". Se retroalimentan, porque son dos animales políticos. Uno como armador estratégico y dialoguista y la otra por la manera que ejerce su liderazgo que entusiasma a las masas.

Una de las claves de lo que viene estará allí: en la relación entre los dos Fernández. En el video donde realiza el anuncio, Cristina dice: "Le he pedido a Alberto Fernández….". Con ese mensaje deja en claro de dónde surge la fuente de poder del candidato: de ella. No era necesario que lo dijera. Alberto Fernández por las suyas no hubiera podido presentarse. Si llega a presidente será porque lo impulsa la candidata a vice: algo inédito en la historia mundial. Muchos se preguntan cual será el costo de ese favor.
Pero, en esa jugada de ajedrez, Cristina reconoce una limitación. Mucha gente recordará en estas horas la manera en que Juan Perón designó a Héctor Cámpora en 1973. Pero en aquel entonces Perón no podía presentarse porque estaba proscripto. Cristina, en cambio, hubiera podido ser candidata y decidió no serlo. ¿Por qué? ¿Por razones personales? ¿Porque entendió que su candidatura obstaculizaba cualquier acuerdo? ¿Porque hay que hacer cosas que ella no quiere, no sabe, no puede hacer? ¿Porque con alguien de perfil más moderado gana más votos? ¿Por qué habrá pensado que, para este momento, Alberto Fernández era mejor candidato que ella?

Solo se puede responder con especulaciones. Ahora, ¿será capaz Fernández de transferirle los votos a Fernández? Si la fórmula llega al poder, ¿será Fernández títere de Fernández? ¿Se independizará Fernandez de Fernández? ¿Alguno de los Fernández tirará por la ventana al otro? ¿Sospechará todo el tiempo un Fernández que el otro Fernández lo está por traicionar? ¿Se mimetizará Fernández con Fernández de tal manera que todo será lo mismo? ¿Será una relación armónica o tumultuosa? ¿Serán felices y comerán perdices?Falta apenas un mes para que se oficialicen las candidaturas. Pero aún el libro de las sorpresas está abierto. Si en unas horas todo cambió abruptamente, es porque nada aún está escrito. Lo que si está claro, es que Cristina sigue ejerciendo su liderazgo y aún con nuevo maquillaje, se coloca en el centro de la escena.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico es jorgejoury@gmail.com. Para consultar su blogs, recurrir al sitio: Jorge Joury De Tapas.