Una caída del 10 por ciento en el producto bruto interno per cápita en tres años, el aumento de la deuda pública total a 330 mil millones de dólares y un retroceso en el empleo industrial de 123 mil puestos de trabajo entre 2015 y 2018, son algunos de los resultados que destaca la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera) en su informe sobre la “Situación de la Economía nacional a tres años de la Gestión Macri”.

 

 

Tras un detallado análisis y diagnóstico de la situación, el informe describe una serie de “medidas urgentes” en materia impositiva, administración del comercio, energía, financiamiento productivo y cargas laborales necesarias para poder sobrevivir a la crisis. Entre otras, reclama “descuento del 20 por ciento de la tarifa eléctrica y gas por el término de seis meses”, “recomponer la línea de crédito para la inversión productiva”, “administración de las importaciones acorde con la sustentabilidad de la producción nacional”, “elevación de los reintegros a la exportación de las manufacturas de origen industrial” y “solicitud de moratoria impositiva a 60 meses para las empresas con actividad principal en el sector industrial”.

Con respecto al esquema de funcionamiento básico del modelo macrista, Cgera subraya el impacto de la desregulación del mercado cambiario, monetario y financiero, y los mercados de bienes y servicios “con un solo objetivo: combate a la inflación entendiéndolo como fenómeno monetario exclusivamente”. En su aplicación, “se establece una tasa de interés muy alta e instrumentos financieros de absorción de moneda local (con) dos impactos: se destruye actividad productiva y se atraen capitales especulativos de corto plazo”. Como consecuencia, “la realización de ganancias financieras y otras fugas agudizan la restricción externa provocando devaluaciones que retroalimentan el proceso inflacionario”. Los pasos siguientes fueron “acudir al endeudamiento externo, luego al FMI y se responde con tasas más altas y mayor restricción monetaria y fiscal”.

 

En el capítulo siguiente, el informe y evaluación de la Cgera pone el foco en el proceso de endeudamiento. “El gobierno, en tres años emitió deuda de mercado por 170 mil millones de dólares, el 75 por ciento es deuda en divisas (127 mil millones)”. “El pago de intereses creció 523 por ciento y pasó de representar el 6,1 por ciento al 15,1 del gasto total”. “La relación deuda/PBI se ha duplicado desde asunción del actual gobierno hasta alcanzar al 87 por ciento en 2018”.

 

La entidad que preside Marcelo Fernández hace luego un repaso de los principales indicadores sectoriales, señalando que el nivel de actividad, luego de una caída estimada en el 3,5 por ciento en 2018 con respecto al año previo, acumula un retroceso del 5,8 por ciento entre 2015 y 2018. La participación del valor agregado bruto (VAB) industrial en el PBI cayó del 20,8 por ciento en 2015 al 19,7 por ciento en 2018. El pico más alto en los últimos quince años se había dado en 2011, con el 22,4 por ciento.

 

La cantidad de asalariados industriales pasó de 1.252.100 en diciembre de 2015 a 1.161.800 en agosto de 2018. Se perdieron unos 60 mil entre 2015 y 2017 y otros 29 mil en los primeros ocho meses de 2018. Si la medición se tomara entre septiembre de 2015 y el mismo mes de 2018, la destrucción de empleo industrial alcanza a 107.300 puestos de trabajo, lo cual deja más en evidencia la aceleración de la velocidad de pérdida de puestos de trabajo durante el último año.

 

La misma variación negativa se verifica al comparar la medición de utilización de capacidad instalada, que según recuerda Cgera pasó del 71,4 por ciento a diciembre de 2015, al 61,1 por ciento en el promedio de enero a septiembre de 2018. Tres de los principales sectores manufactureros reflejaban a septiembre niveles de utilización inferiores al 50 por ciento: industria automotriz (44,8 por ciento), metalmecánica (46) y productos textiles (49,1).

La confederación empresaria rechaza, finalmente, los tres mitos con los que el neoliberalismo suele desacreditar a la industria: 1) que no es competitiva, 2) que es una economía protegida, y 3) que no pertenece al bloque dinámico de una sociedad moderna. Al contrario, Cgera subraya “la siempre pertinente oportunidad de avanzar con una agenda de desarrollo industrial” en la que destaca el “fortalecimiento del mercado interno (como) salida por el crecimiento” en el orden macroeconómico. Por último, más allá de “políticas sectoriales para estimular el desarrollo de la industria argentina”, plantea la necesidad de aplicas “medidas urgentes” en materia impositiva, administración del comercio, energía, financiamiento productivo y rebajas en las cargas laborales.