Los números por el parate económico pegan en todos los frentes.

El 38,8% de los hogares del Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) vieron reducir sus ingresos hasta un 50% durante el aislamiento obligatorio, mientras que para el 18,8% la merma fue incluso mayor.

Estos datos surgen de un informe sobre el impacto del aislamiento elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina ( UCA).

Los números relevados en los Estudios Impacto Social de las Medidas de Aislamiento Obligatorio por Covid-19 en el AMBA ponen de manifiesto las dificultades que existen para una importante parte de la población para acceder al consumo básico, una situación con mayor incidencia en el conurbano.

La UCA aclaró que la encuesta COVID19, que abarcó a 1776 casos, es una versión abreviada de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) y no permite una medición comparativa fiable de la tasa de pobreza por ingresos, cuya estimación se conocerá en diciembre.

El trabajo reveló que la insuficiencia objetiva de ingresos corrientes de los hogares durante la cuarentena, "se hizo más pronunciada entre los hogares del conurbano bonaerense, los hogares con niños y aquellos pertenecientes a la clase trabajadora marginal y al estrato muy bajo, entre otras variables de desigualdad social".

Entre julio-octubre 2019 y mayo 2020, se observa que el déficit de ingresos en los hogares "se incrementó de manera significativa, pasando de 13,5% a 29,4%" pero si se evalúa en términos de trayectorias, "el 8,2% de los hogares tuvieron déficit en la capacidad de consumo en ambos años, mientras que un 21,2% empeoró su situación del 2019 al 2020".

El trabajo advierte que "se observan importantes disparidades" en el conurbano bonaerense, donde "el deterioro de recursos fue más marcado en los hogares que eran pobres en 2019, que no contaban con empleo registrado ni acceso a la seguridad social, aquellos pertenecientes al estrato trabajador marginal y en unidades domésticas que percibían programas sociales en 2019".

En cuanto al impacto laboral de la pandemia, según los datos del Observatorio, el 8,2% de los ocupados perdió su empleo o no puede realizar su actividad por cuenta propia, el 39,3% está suspendido o debió dejar de trabajar, el 4,2% tiene licencia por ser parte del grupo de riesgo, el 22% está trabajando menos horas y sólo el 26,4% sigue trabajando como siempre o más horas.

En este aspecto, los trabajadores del conurbano bonaerense presentan una situación más adversa que los de CABA; el 9,8% perdió el empleo o se quedó sin trabajo y el 41,6% está suspendido o debió dejar de trabajar, en comparación con el 3,3% y el 32%, respectivo de los trabajadores de la ciudad.

En cuanto a los ingresos, de los trabajadores del conurbano el 21,7% no tuvo y al 43,6% se le redujeron los ingresos laborales, en comparación con el 13,7% y el 45,9%, respectivos de los de la CABA, mientras que sólo el 34,6% y el 40,4% recibieron los mismos o más ingresos.

Como consecuencia de esta situación, el 38,2% de los hogares tiene la autopercepción de que los recursos monetarios corrientes recibidos por el hogar durante la cuarentena no les alcanzaron para cubrir sus gastos básicos, lo que asciende a 45,5% y 58,7% en las unidades domésticas del conurbano bonaerense y en aquellos que eran pobres en 2019, respectivamente.

En el otro extremo, un 11,4% de los hogares pudieron incluso ahorrar y un 50,5%, declaró que los ingresos les alcanzaron para cubrir sus gastos, siendo superiores estos porcentajes en los hogares de CABA y entre aquellos que no estaban en condición de pobreza en 2019.

Los ocupados que residen en hogares que en 2019 se encontraban en situación de pobreza "vieron aún más reducidos sus ingresos que el resto", se advirtió, ya que no cobró ni tuvo ingresos el 25,1% de los trabajadores de hogares pobres y el 50,5% vieron reducidos sus ingresos.

Finalmente, la mayor proporción de ocupados que no cobró ni tuvo ingresos se observa en los socios, patrones o empleadores, en los trabajadores que tenían trabajos temporarios o changas y en los trabajadores por cuenta propia no profesionales; 44,4%, 32,7% y 29,2% respectivamente.

En tanto, la proporción de trabajadores que vieron reducidos sus ingresos se dio en mayor medida en los empleados en casas de familias, los trabajadores por cuenta propia no profesionales y los socios, patrones o empleadores; con el 65%, el 55,6% y el 55,6%, respectivamente.