La situación del empleo formal en el sector privado, que releva la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), por noveno mes consecutivo mostró en octubre un continuo deterioro en el sector más protegido del empleo, lo que permite pronosticar el angustiante padecimiento que hoy viven los trabajadores no registrados.


De acuerdo a las cifras del Sistema Integrado de Previsión Argentino (SIPA), a las que tuvo acceso AGENHOY, en la Argentina existen 12,2 millones de trabajadores. Desde marzo a septiembre ya se perdieron 136 mil puestos. En seis meses de 2018 se destruyó lo que tardó 18 en construirse, del período octubre del 2016 a marzo pasado. Y el panorama hacia adelante no se muestra promisorio.
En tal sentido, para el tercer trimestre se espera un fortísimo descenso de los puestos actuales, una mayor cantidad de personas desalentadas en buscar trabajo y un aumento del ritmo inflacionario. Un combo que derivará en mayor crecimiento de los niveles de pobreza.
La pobreza y la inflación en alza empujan a los sectores vulnerables y a las personas inactivas a volver al mercado de trabajo para complementar los bajos ingresos, pero las condiciones no son las mejores. Compiten directamente con los desocupados recientes y los jóvenes (nuevos activos). Para peor, las tareas rentadas que hoy se consiguen son subocupaciones de pocas horas de trabajo u ocupaciones precarias, con bajos salarios carcomidos por la suba generalizada de precios.