En su despedida, Patricia Bullrich calentó el escenario pólítico señalándole a las fuerzas de seguridad: “Resistan a los zurdos que vienen”.

La ministra de Seguridad empieza despedirse con amenazas y dejando una serie de minas explosivas a la gestión de Alberto. Sueña con ser la Jair Bolsonaro de la Argentina. Desde hace unas semanas viene hablando con las distintas fuerzas de seguridad con un tono muy agresivo hacia Alberto Fernández y Cristina Kirchner, acusándolos que se “viene la persecución de las fuerzas de seguridad”.

Lo hizo en los últimos días en la escuela de suboficiales de Gendarmería de Jesús María. Según Verbitsky, en privado, Bullrich azuza a resistir “a los zurdos que vienen, a los kirchneristas y al CELS”.

Más allá de lo ideológico, Bullrich deja una cantidad brutal de deuda en el ministerio de Seguridad que, compromete hasta el pago de sueldos a partir de febrero. En un comunicado interno de la Asociación de Concesionarios Automotores (ACARA) se advierte sobre el rojo fiscal que tiene el organismo.

“Informamos la grave situación financiera”, alerta la misiva que señala un déficit de entre 18 y 16 millones de pesos teniendo en cuenta los ingresos de 52 millones y los gastos en personal que ascienden en promedio a los 69 millones pero que en diciembre trepan hasta los 103 millones de pesos por el pago del medio aguinaldo.

Acara es un ente de recaudación que coopera con Seguridad a partir de un convenio con el Ministerio de Justicia labrado mediante las leyes 23.283 y 23.412 sancionadas durante el alfonsinismo cuando ambas carteras eran una sola. Sus ingresos provienen de la compra y venta de autos a través de formularios e impuestos que pagan los contribuyentes y con lo generado se pagan alquileres, compras, insumos y sueldos de la cartera de Seguridad.

Teniendo en cuenta el resultado de las inversiones en plazos fijos y los crecientes costos “se proyecta que a partir de febrero 2020 el Ente se quedará sin fondos para afrontar los gastos”, concluye la carta que le solicita al Ministerio que “tome medidas en restringir las compras y contrataciones” para poder pagar salarios pero que impactarán en el funcionamiento cotidiano de Seguridad. Bullrich se va pero deja una bomba financiera al próximo gobierno, al que trata de “zurdos”.